Imagina un lugar oscuro y claustrofóbico, una sala subterránea con paredes de piedra fría y húmeda, que parece no haber visto la luz en siglos. El aire es espeso, cargado de un olor rancio a humedad y descomposición que invade los sentidos. La tenue luz proviene de unas velas medio derretidas, cuyas llamas titilan como si fuesen a apagarse en cualquier momento. Sombras largas y distorsionadas se proyectan en las paredes, como si algo se estuviera moviendo justo fuera de la vista.
De repente, un grito desgarrador rompe el silencio. Es un sonido profundo y desesperado, un eco que retumba en el espacio reducido, llenando el ambiente de una sensación de peligro inminente. Al centro de la sala, surge un ente aterrador: una figura humanoide, alta y delgada, envuelta en una especie de sombra casi líquida que parece absorber la poca luz. Su presencia hace que el aire se enfríe aún más, haciendo que tu piel se erice y el corazón lata más rápido.
Este ente tiene un rostro difuso y oscuro, en el que destacan dos ojos vacíos, totalmente negros, y una enorme boca abierta de par en par. La boca es una oquedad sin fondo, un abismo de oscuridad absoluta, sin dientes ni lengua, solo una negrura que parece tragar todo lo que se acerca. De esa boca abierta sale el grito que rasga el silencio; es un sonido lleno de dolor, desesperación y rabia, como si el ente estuviera atrapado en un tormento eterno.
Mientras grita, parece que las sombras de la sala se mueven con él, acercándose, envolviéndote poco a poco, como si quisieran atraparte. La figura se mantiene en su lugar, pero su grito es tan fuerte y penetrante que hace que todo el lugar vibre, llenándote de un pavor indescriptible. La sensación es que esa boca oscura es un portal, una entrada a algo desconocido y aterrador, y que cualquier paso en falso podría llevarte directamente hacia ese vacío eterno y devorador.

Related Posts

Remix and post it, and it will appear here.