En una noche estrellada, una joven bruja se encuentra en un claro del bosque, rodeada de árboles que susurran con el viento. Con su varita en mano y un profundo susurro en los labios, levanta los ojos hacia el cielo. Una energía palpable envuelve el aire mientras se concentra, su rostro iluminado por la luz de la luna.
De repente, lanza el hechizo. Un torrente de colores vibrantes estalla en el firmamento: azules profundos, verdes resplandecientes y dorados brillantes se entrelazan en un espectáculo deslumbrante. Las luces danzan como estrellas fugaces, llenando el cielo con un brillo mágico. Los ecos del hechizo reverberan en el aire, mientras la joven bruja sonríe, su corazón palpitando al compás de su poder recién desatado.